Cuentos de cartón

Las historias contadas y cantadas son cómicas y surrealistas. Se rompen las reglas del sentido común para abrir espacio a otras realidades: «El día en que llovieron pianos, Ana se quedó bajo una montaña de teclas y su cuerpo empezó a sonar siempre que caminaba, se desperezaba, saludaba…»

Nuestras historias intentan acercarse también a los dilemas humanos de todas las edades desde el humor y la simplicidad.

«Alba tenía miedo de cosquillas y por eso se hizo una coraza de cartón. Funcionó muy bien: nadie le podía hacer cosquillas!… pero tampoco le podían dar abrazos. Qué hacer, enfrentarse al miedo o aburrirse dentro de su fortaleza? ».

La escenografía e objetos están hechos a partir de cartón – un recurso sencillo, de desperdicio, que cualquier niño podría encontrar en sus casas. Así como un niño jugando con cartones viejos, telas, papeles, queremos construir un imaginario a partir de materiales crudos y cotidianos, dónde brilla el ingenio del que juega, más que la complejidad del juguete.
En la época que vivimos de juguetes ya hechos, estandarizados, perfectos, y con logotipo, queremos presentar una alternativa activa: intentamos inspirar a los niños a crear, dejando para eso a la vista el esqueleto imperfecto de nuestras creaciones.